Sin libertad de prensa no hay periodismo.

Al grano, que no está la cosa como para perder tiempo. Hoy han sido detenidos dos fotoperiodistas y han sido detenidos en su propia casa, donde ha ido la policía a buscarlos. ¿Su delito? Fotografiar la realidad y no edulcorarla de ninguna manera. Las cosas empiezan con un artículo de Carlos Hidalgo en ABC titulado «La Policía investiga a radicales que se infiltran en protestas como fotógrafos» y seguido de sendas portadas en La Razón marcando directamente a una persona que está realizando su trabajo por no hacerlo bajo el sello de ningún mass media.

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Y ahí es donde empieza toda la maquinaria de un sistema podrido a moverse para criminalizar los movimientos sociales y de paso, ejercer presión sobre aquellas personas que tratan de buscarse la vida de una forma coherente y pudiendo tener la conciencia tranquila con lo que hacen a diario, con su trabajo.

Pero eso en España está mal visto, la cultura política que nos entrama y el contrato social que firmamos al nacer nos tiran hacia la corrupción, de la que nos dan mil ejemplos cada día desde los poderes políticos. El problema se hace más gordo si cabe pues se está atacando a una libertad de prensa que está quedando coartada de cualquier margen de maniobra para relatar una verdad que cada vez es más necesaria. Y no es cualquier libertad de prensa, es la del periodismo y el reporterismo local, esa parte del periodismo que da contexto, situa y enfoca las cosas donde deben estar. Sin ese periodismo no somos nada, somos datos y cifras alejados de las realidades y los apegos que están directamente ligadas a la vida, a nuestra cotidianidad, a nuestro hogar antes de que seamos desahuciados, a nuestros colegios antes de ser privatizados, a nuestra sanidad antes de ser vendida al mejor postor.

Y sin embargo, ahí no acaba la cosa. Estas personas siguen realizando su labor, lejos de un miedo que se quiere infundir en pos de ponerle trabas a una realidad que incomoda. Y como la verdad ofende pasan cosas como estas. En el siguiente vídeo se ve a uno de los fotoperiodistas detenidos hoy como recibe un porrazo en las manifestaciones de la marcha minera del año pasado. (Minuto 4:09)

Pero no acaba ahí la cosa, mientras fotografiaba todo lo que ocurría en los escraches de la Plataforma de Afectados por la hipoteca pasa esto.

O esto, cubriendo la manifestación fascista en Madrid.

Mientras tanto este gobierno se dedica a decir viernes a viernes que están trabajando por mejorar el empleo. Sin embargo la realidad no es otra que esta en la que las personas que quieren emprender y hacerlo de forma autónoma, cuando su gremio es de los incómodos, están siendo perseguidos y criminalzados una y otra vez bajo la rancia y asquerosa excusa de «infiltrados de la izquierda».

Para colmo, si esto no os parece ya suficiente, los cuidados, esa otra parte del trabajo y de la vida que no se ve, tampoco se están dando como debiesen en eso que muchos llaman a hacer que es el PE-RIO-DIS-MO. Y lo dicen así, sílaba a sílaba. Sin embargo son los que se ponen ese chaleco blanco que lo único que consigue es marcar a los freelance por encima de el resto y hacerles objeto de una violencia policial que no hace falta ya a estas alturas pornerse a desenmascarar. Y por otro lado ves como colegas y compañeros, personas que consideras amigas de inquietud, callan y otorgan con su silencio la razón a un entramado periodístico del que luego se quejan y quieren salvar y quieren hacerlo desde la falsa autocondescendencia esa de «es que mi activismo es informar».

Pues eso de informar, señalar a los culpables y en general la verdad suele venir dado por una cosa que se llama sentido común, decencia y honestidad.

Y sin eso, no hay periodismo ni hay nada. Por mucho que lo digas sílaba a sílaba.

Las asambleas de barrio en la huelga general del 14N

Nos vamos al 14 de Noviembre, huelga general. La huelga general europea, o al menos del sur. Es una huelga de las de siempre y diferente al mismo tiempo. De las de siempre por el cierto colaboracionismo de algunos de los sindicatos mayoritarios como CCOO o UGT que hacen que la huelga al final se convierta en una fiesta de banderitas y pegatinas. Diferente por la postura general de los PIGS que hacen de el motivo de esta huelga algo más que una simple protesta contra los recortes al trabajador y abren el espectro y ponen el foco donde para muchos está el verdadero problema: la deudocracia o todo este sistema matemáticamente montado sobre el pago de una deuda ilegítima a todas luces en la que se socializan las pérdidas bajo la mirada, impertérrita, de la minoría ruidosa. De la mayoría silenciosa ya ni hablamos.

Ahora bien, la parte local de lo que puede ser el 14N está en parte ligado a las asambleas populares de los barrios y a todo ese entramado que lleva ya más de un año funcionando en barrios y pueblos. Las asambleas se encuentran ahora en la posición de interpelar un discurso y una actuación en cierta parte decimonónico y continuista, aún siendo en ciertos sentidos útil, o por el contrario encontrar nuevas formas de hackear un día o de prácticas y luchas en las que todas sean capaces de sentirse cómodas.
Después de pasarme por un par de asambleas de barrio el debate es prácticamente el mismo y parece replicarse barrio a barrio.

  1. ¿Se hace de piquete a la antigua usanza? ¿Se ponen las energías en conseguir que la huelga sea un éxito entendiendo el éxito como un porcentaje de participación?
  2. ¿Se intenta llevar a cabo el activismo de otra manera de formas más imaginativas (que algunas interpretan como buenrrollistas)?

En mi opinión hay un defecto de forma bastante importante a la hora de definir estas cosas. Por un lado habría que plantearse hasta qué punto una asamblea popular debe interpelar la, digamos, labor de los sindicatos este día y por otro barajar y debatir y hacerlo reposadamente sobre las políticas que puede llevar asociadas acciones como las de un piquete, sea este informativo o del tipo que sea.

A mí se me antoja bastante chungo el crear piquetes con el fin de cerrar comercios y bares sin discriminación ninguna. Las vidas son complejas y cada una estamos expuestas a muy diferentes sensibilidades que hacen que no sea excesivamente justo el hacer un juicio de valor sobre la solidaridad de los comercios en un día de lucha y hacerlo en términos de coyuntura o periodicidad como es una huelga general. Cabe recordar también que las asambleas de barrio, presuponemos, se autodefinen como un espacio inclusivo con tendencia al crecimiento, desde el sentido básico de abrir un hueco a alguien nuevo que se acerca a una asamblea o hasta la mejora y la empatía del ponerse y mirar en el lugar de las personas que, aún no formando parte activa en ella, estén dentro de la pintura de cada barrio. Quizás entonces los piquetes sin discriminación no tengan tanto sentido precisamente por el alejar por omisión a quien no entre en el juego de la huelga.

Si algo bueno tiene esta huelga es esa mirada diferente que se pone  en la deuda, el capital y la ilegitimidad de la socialización de la misma. Así, poner el foco en grandes superficies, multinacionales o bancos puede ser quizás algo donde sí cabría un gasto de las energías. Las formas ya son parte de cada asamblea y esta debería ser capaz de aceptar como un todo las diferentes sensibilidades de acción de las personas que lo forman, desde la que prefiere la parte pedagógica del piquete informativo a priori hasta de aquellas que coinciden en metodologías más cercanas al sabotaje y al boicot el mismo 14N, siempre teniendo en cuenta las realidades que nos han llevado hasta aquí, leasé deuda o leasé capital.

Hay entonces un gran abanico de cosas que se pueden hacer desde una bicicrítica, hasta olvidar la tarjeta a la hora de ir a pagar un carro enorme de cosas en Carrefour, Mercadona o El Corte Inglés así como probarte todo lo habido y por haber en el Zara de turno.

Esta democracia tiene lupus

Cada una solemos tener un forma de acometer los duelos. La democracia, que se nos va, nos está colocando a todas en la tesitura de pasar por todos esos estadios que hemos visto en algún capítulo en la pizarra de House. Aquí entramos todas con nuestras dinámicas para hacerlo lo más llevadero posible. Algunas, como La Mayoría Silenciosa nunca pasarán de la fase de la negación, otras como el PSOE aún siguen en su fase de luto, con un dolor por la separación que les impide actuar sin saber transversalizar un nuevo discurso político que suponga algún tipo de alternativa a lo visto en las dos anteriores legislaturas o al deterioro que está sufriendo nuestra sociedad en esta nueva etapa del PP.
El colaboracionismo se paga con la continuidad de un sistema que estaba bastante renqueante desde hace ya un tiempo. Algunas opinamos que alrededor de unos 37 años para ser exactas. Mientras, los sindicatos, puño e internacional en alto ven pasar una y vez un tren para el que nunca tendrán billete. El discurso les ha convertido en desobedientes pero su desobediencia es de la chunga porque es con la ciudadanía. En un año y medio esta última deja que su representación en la calle, ese último atisbo de libertad que le queda, sea interpelado por actores políticos que nacen a la velocidad de vértigo.

Y es que en la oscuridad la luz brilla con más fuerza. Lo puedes llamar ‘indignados’, 15M, DRY, Juventud Sin Futuro, 25s o como mejor te plazca pero no es más que, y en un algoritmo que cuesta descifrar, la superposición del mérito y el talento por encima de la marca. Sindicatos y ONGs, voces críticas de antaño, se han quedado afónicos. Ahora, entre dudas y continuismo siguen sin saber ver que no es lo mis ver que mirar que observar. No hablemos ya de tener mirada. Son el gato de schöredinger de unas estructuras absolutamente desfasadas.

transición s. f.
1   Situación o estado intermedio entre uno antiguo o pasado y otro nuevo, al que se llega tras un cambio.

Me asaltan las dudas, se hizo una constitución que (palabras, solo palabras) nos representaba a todas. Confundimos la reconstrucción con el progreso, la calma con la mejora y hoy cuando todo este ente se viene abajo me dicen que la política está en otro lugar. Se avanzó en el tiempo y matando ciertos fantasmas por el camino se dieron las estructuras políticas para protegernos de ataques. El artículo 494 del código penal se promulgó con la desidia de las normas a medio hacer.

Ahora la constitución se ha dado la vuelta y ha llamado a la democracia que me ha mirado mal. Todas esas cosas de las que nos dotamos en su día se han dado la vuelta contra sí mismas. Así, gobierno sí gobierno también convierten a la democracia en una enfermedad autoinmune que se degenera a sí misma a base de sus propias defensas. Leyes que se hicieron para evitar la dictadura son las que hoy hacen posible que se pueda ir a «identificar preventivamente» a gente que habla de política haciendo un círculo en El Retiro. Habría que salir a la calle y gritarles a la cara ‘!Es lupus!’

Pero es que sé lo que es sentarse en una plaza. Comparto la necesidad de un cambio incómodo. Las estructuras familiares me flipan en estos contextos. En esta facultad del activismo y la inquietud en la que llevamos un año he visto como madres les explicaban a sus hijas de 4 o 5 años el porqué había que estar ahí. ¿Cómo le explicas a una niña que aunque la constitución diga una cosa hay una serie de personas que pueden hacer otra?

Madres y padres son despedidos de sus trabajos bajo la batuta de una reforma laboral absolutamente demente. Y yo es que estoy en paro, pero me gustaría tener contrato para llegar cada día a mi puesto y cagarme en la puerta y decirle a mi jefe «Eh, oye, verás, estoy haciendo cosas que no me gustan ni a mí. Lo sé. Ahora, no puedes despedirme hasta que acaba mi contrato. Ya sé que firmé que sería un trabajador ejemplar y tal pero eso no importa. Importa que me creíste». ¿Os suena?

Art. 1 
                      La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.

Ahora miro a la cara de todas esas personitas de pequeña edad, ajenas a todo esto, y se me parte el alma. Me da miedo que pongan la tele, salga Cospedal y diga: «La soberanía nacional reside en el Gobierno, del que emana la ciudadanía». Llamadme loco, sí, pero cosas más raras se han visto.
En la degeneración de esta enfermedad y el duelo solo nos quedamos unas a otras. Los cuidados se vuelven IMPRESCINDIBLES y la inteligencia colectiva cada vez es más difícil de copyrightear.

Es lupus. No tengo duda.

Antes y después del 12M

El debate es profundo e intenso pues en las bases del movimiento está la metodología que llama a replantearse las cosas una y otra vez por la oposición de la cultura mediática y, sobre todo, la clase política que se ha esforzado en pedir cuentas, una y otra vez, a un movimiento que nació para pedirles cuentas a los políticos.

A pocos días de que nos plantemos en el 12M las tensiones se avivan, el debate se reabre y nacen nuevas interpretaciones y matices. La tesitura es triste pues la energía de mucha gente en tanto que encontrar trabajo cada vez es más difícil se centra en la propia lucha activa hackeando los espacios, elaborando y cuidando el procomún como es la calle o haciendo pedagogía a través del ejemplo que supone el hacer política en las asambleas de barrios. Pero el miedo, subrayemos esta palabra, se posiciona en todas las que tratan de promover el cambio. El ahogo al que se está sometiendo a la sociedad a base de eufemismos ‘de esfuerzo y ahorro’ por parte del gobierno dificulta las acciones, bloquea y consigue, seamos sinceros, lo que se propone: Parar el replanteamiento de un sistema que se antoja en subsanar y sanear las cuentas a base de tijera dejando de lado el que es el problema de raiz como es la cultura del mercado y el marco de una deuda que crece al mismo tiempo que se compra en pos de su bancarrota.

De los miedos, la falta de esperanza y las líneas que se escriben a base de decreto ley  (15 de las 16 medidas adoptadas por el PP han sido por esta vía) criminalizan, ya no la resistencia pasiva, sino el mero hecho de manifestación en lo que plantea un dura dicotomía entre censura y miedo. Ahora, ¿cuál es el objetivo principal contra el que debe luchar el 15M? Conectar con la gente. Lanzar nodos de acción y sumar a toda una masa crítica dubitativa y bloqueada por la situación familiar y por una cultura de la transición que hace pensar que hacer política es ver el telediario cada día.
Pero la realidad es que el 15M debe estar una y otra vez justificando la no-violencia, la acción pacífica y el arte y el humor que han sido medios indispensables en esos puntos intermedios entre lo que es la red y la ética de cada uno.
Quizás reincidir en el carácter no-violento del propio 15M supone una carga y posiciona al movimiento en una tesitura injusta en la que es él el que está en posición de defraudar a alguien. Ahora, y a título personal, diría que no la reiteración de estas ideas no están de más de igual manera que las manifestaciones masivas consiguen metas que de otra manera son imposibles. De la cultura de la transición y del flaco favor de medios de comunicación está esa otra pedagogía política que solo entiende de cifras y ella actúa y coacciona a mucha gente que ha dejado de creer.
Acción y difusión han sido siempre las vías de un 15M que se ha caracterizado siempre por la puesta en práctica del eslogan no-corporativo más cercano al activismo. ‘Piensa global, actua local’. Es fácil parafrasearse y soltar un ‘Piensa en Sol, actúa en los barrios’. Lo que piensas es lo que te importa, en lo que actúas es donde hay cosas que cambiar. ‘Piensa en Europa, actúa en los mercados’ podríamos aconsejar a un joven Hollande que se desmarca como la esperanza de muchos para plantar cara a Merkel.

Se llega entonces a un día 12M donde los marcos propositivos que nazcan de los puntos informativos son vitales. Difusión. Hacer sentir al ciudadano un actor no-ajeno y no-pasivo de toda esta realidad que nos enmarca es tarea de todos, a base charla y café. Inmiscuir a la calle en nuestras decisiones, tener presente los bienes procomunes, entender de qué manera nos tocan cada una de estas cosas.
El carácter individualista de una sociedad a la que se lanza cada vez más al ‘sálvese quién pueda’ genera diferencias y difumina los objetivos. Importante es entonces acercar el lado colectivo del problema a la ciudadanía y por ende, acercar ese mismo lado a la solución.

La acampada. Algo que se está convirtiendo casi en una palabra tabú. Miedos y porras sobrevuelan las ideas de personas que no quieren dejar de luchar pero que tampoco les es de agrado recibir palos por ello amparándose en la búsqueda de otras alternativas no-violentas, independientemente de que esa violencia venga de otros. También respetar que no todos quizás sean capaces de posicionarse en ese sentido, de llevar cargas a las espalda de semejante tonelaje.

El 12M intentaremos charlar. Ahora, se debe desasociar la conceptualización del 12M como un aniversario. Alejarse de la iconografía y la simbología. Queramos o no las Quechua son al 15M lo que las banderas de PPSOE son a sus respectivos. No deja de ser una bandera, un icono y que, para mucha gente tiene asociadas una serie de connotaciones negativas. Es entonces tarea del 15M ser inteligente y conocer este tipo de pensamientos y realidades, que están ahí, y saber llevar los acontecimientos que se generen de su marco y hacer inclusivo también el discurso semántico, lingüistico e iconográfico renegando de cosas de las que se renegaba en el propio discurso.
Proyectos asociativos, asambleas de barrios, conjunción con otros tipos de lucha o la inclusividad de las permutas son cosas que nacen a la sombra de un movimiento que debe alejarse, en mi opinión, del discurso cosas como la nueva DRY que está cada día más cerca de la parte más rancia y obsoleta de manejo de las ONG’s. Alejarse de las imágenes de marca, no desgastar el concepto 15M y asociarlo a cualquier cosa y, sobre todo, dejar que los talentos surjan como ha estado haciendo hasta ahora.

La presión por el cambio nacerá de la constancia, del refresco de caras en las asambleas de barrio a raíz de este Mayo de 2012, de la generación  de nuevos proyectos, de tejer red entre unas y otras y fomentar formas de comunicación que impidan la censura y fomenten los contextos, el tono de voz o las miradas que aclaren los caminos y desglosen las metas.

Seguimos en las plazas.

De nada sirve demandar cosas que de nada sirven.

Nos equivocamos en la demanda. En esta nueva realidad que nos abofetean en la cara a base de neolengua los cambios nacen desde un discurso despropositivo.

No tocaremos la sanidad.
No tocaremos la educación.
No subiremos el IVA.
No tocaremos las pensiones.
La amnistía fiscal es inconcebible.

Se nos vendió un futuro al que ya hemos llegado y resulta que ese futuro ya no es lo que era. Somos gente sin presente cuya única esperanza y razón es la propia lucha. Una tesitura triste y rancia en la que nos hemos visto envueltos sin querer. Pura inercia.

Nos equivocamos en la demanda.

Morirá gente como Osama Bin Laden, «se les tirará al mar» adjuntaremos foto y pie de foto. Caras tensas, ceños fruncidos y todo de preocupación.
Se matarán elefantes, se incumplirán promesas, se robará y se aniquilarán derechos. Cuando las cosas sean obvias, rebobinar. Volver atrás. Que este presente tampoco era el futuro que ellos se plantearon. En su futuro salían indemnes.

«No volverá a ocurrir»
«No volveré a robar»
«Con su muerte ha ganado la democracia»

Nos equivocamos en la demanda.

La pedagogía que ejercen los políticos es aplastante. Todo es normalizable hasta el absurdo y nadie se pregunta nada. La justicia sirve para juzgar. Al asesino, al ladrón o al que sea, pero para juzgar.

Sin embargo Urdangarín se declarará culpable, devolverá 3,5 millones de € a la administración y nunca pisará esa cárcel en la que se encuentra gente acusada de, supuestamente, quemar un contenedor. Y lleva ahí un mes. Por si se escapa. Por lo visto, no podemos permitirnos dejarle escapar. Cada vez se decide más, lejos de nuestra propia opinión, lo que nos es permisible y lo que no.

La inercia y el despropósito es absurdo. Todo vale. Para según quién.

Nos equivocamos en la demanda. De nada sirve demandar cosas que de nada sirven. Como justicia.

Del 12M y la nostalgia.

Quedan como 20 días para alcanzar el 12M. Fecha que se ha escogido para volver seguir en la plaza. El pasado 15 de Mayo de 2011 miles de personas salieron a la calle y fruto de el estado de ánimo, los motivos latentes y la espontaneidad surgió, a modo de válvula de escape, un movimiento sociopolítico alrededor. Y alrededor del movimiento surgió la marca 15M.
Tras esa marca, con la que una se puede identificar o no,  aparecen grupos de trabajo, asambleas de barrio, colectivos culturales, nuevas amistades, relaciones y un sinfín de cosas más que pueden ser, o no, 15M.

Siempre he pensado que las peores cosas con las que tiene que luchar el 15M son la nostalgia, la semántica o la terminología.

Seguir en la plaza, ocupar el espacio público de nuevo como el pasado Mayo no puede ser el deseo de satisfacción de un sentimiento nostálgico. Si seguir en la plaza se convierte en beber agua cuanto tienes sed después de una larga carrera corremos el peligro de deshidratarnos por el camino más que nada porque esta carrera de fondo esta muy lejos de terminar. Ponerse metas resolutivas, o keyframes en este timeline lo único a lo que nos hace exponernos es a dejar atrás a ciertos actores no precisamente pasivos que, una vez satisfecha cierta sed, desaparezcan. Las metodologías, como tantas otras cosas, nacen de la constancia y en el erotismo de lo que nace y muere nos podemos quedar mareadas. Porque seguir y estar no es lo mismo ni requiere del mismo esfuerzo. Una cosa es aceptar responsabilidad y la otra es delegarla, apoyarla.

Conocernos, charlar, hacer pedagogía unas con otras es y será, en tanto que es algo que no se puede censurar, una vista de la espontaneidad como modelo comunicativo, como proceso  y enunciado del «vamos despacio porque vamos lejos».

La terminología y la semántica siguen ahí retándonos una y otra vez a reformularnos para encontrar ese consiguiente plus de ‘renovación’ por llamarlo de alguna manera. Palabras como Asamblea, Acampada están demasiado asociadas al refranero quincemayista y pueden llevar a equívoco muchas veces. En el cambiar el lenguaje y hacerlo (aún más) natural, espontaneo e inclusivo está la fórmula, en mi opinión, de llegar a dar con toda esa masa crítica necesaria que está a expensas de que le llames a la puerta. En que las caras que nos hemos ido encontrando en todos esos estadios se renueven con la frescura de gente nueva.

No es un secreto que muchas ya nos conocemos, sabemos quienes somos y, a veces, denotamos cierto grado de endogamismo entre todas nosotras. Pero no el sentido de dejar de ser inclusivas, no, eso sigue ahí. Endogámico en el sentido de que las caras no se renuevan.
Siempre he dicho que para mí lo mejor del 15M es que me ha puesto en la tesitura de conocer gente a niveles que hasta en ciertos momentos me ha costado asimilar. Pero esa posición en la que me he encontrado me ha hecho enamorarme y varias veces al día de un montón de personas. Enamorarme al ser consciente de la capacidad de aprendizaje a la que me estaban sometiendo.

Tenemos los motivos, tenemos las convocatorias, tenemos el estado de ánimo y tenemos un montón de cosas más que nos empujan a estar en la calle, a seguir en ella, a promover el cambio y a cambiar. No tenemos excusa ninguna. El 12M o el día que sea no es, ni debería ser, en mi opinión, un gran eco o RT de lo que ya pasó el año pasado. Perderse en la iconografía o simbolismo de la acampada por el mero hecho de acampar y de lo que ello conlleva no es útil. Es importante, pero no útil. A parte, sólo recordar que alabar el icono que supone una tienda de campaña no es más que una de esas banderas o logos con los que no queríamos tener relación.

Si se acampa, que se acampe, pero que el proceso nazca de un marco propositivo total, del reclamar lo que es nuestro, de tratar de salvar la educación, la sanidad, los derechos de los trabajadores o de mil y una cosas más.

Seguimos en la plaza.

Mea culpa, mea culpa, mea máxima culpa.

Hoy sale el rey por la tele, y esta vez no es para dar su discurso de navidad. Podría haber sido, de paso, un híbrido entre estos y haber metido entre medias su ya famoso «Todos somos iguales ante la ley» pero no.

Ahora una legión de Juancarlistas están detrás alabando la integridad del rey. Y yo me pregunto, ¿cuál es el precedente que se siente ahora? Si todos somos iguales ante la ley, tal y como él dijo ¿me valdrá a mí con pedir perdón cuando haga uso de la resistencia pasiva, por ejemplo? ¿Le puedo pedir perdón al banco cuando me quiera desahuciar?
Esta época en la que vivimos nos exige responsabilidades a todos, a todos los niveles. Desde el económico o de consumo hasta el humano y empático, pasando por el deber de informarse y hacerlo bien, de politizarse y hacerlo bien pero sin embargo todo este margen en la línea de tiempo, por lo que se ve, resiste matices, grises e interpretaciones hasta el absurdo.

Parece como si su perdón fuese más de lo que como ciudadanos estamos en la potestad y el derecho de exigir y se tilda como algo excepcional por su parte. No nos engañemos, lo raro habría sido que no lo pidiese. Cuando las cosas son así de obvias el perdón no es tal, es simplemente protocolo. Es más, en este caso hacemos un acto de denuncia pública porque conocemos tales hechos, ¿cuántos otros no están en el discurso actual?

La deformación de informarse.

Informarse es un derecho y una responsabilidad.

Debe de haber un momento en la vida en el que decides que informarse es algo primordial. Quizás sea el cúmulo de una serie de circunstancias alojadas dentro de un largo proceso pero el caso es que, sin darte cuenta, poco a poco, ante tu asombro, acabas esclavo de la información. Repito, de la información. No digo de las noticias, ni de los medios aunque sí probablemente diga de los periodistas. Al final la pintura que esto supone te deja brochazos a todas horas donde hay veces que es hasta difícil desconectar, donde la línea que separa sentirse informado de empatía a posteriori está tan diluida que cuesta diferenciarlo. Y te afecta. Y no puedes parar. Lo necesitas. Alcanzada una determinada forma de hacer las cosas, volver atrás es imposible y, además, irresponsable.

Y la esclavitud que propone el mantenerse informado dentro de la colusión que conforman responsabilidad e inquietud, la metodología que llevemos a cabo cada uno a la hora de alimentarlas para que no se mueran de hambre es algo que influye directamente en la actuación, el librepensar y el, si se es honesto, hacer público el error al cometerlo.

La mayoría de veces cuando hablamos del periodismo como concepto aglutinante decimos que está fatal, que está dormido, en coma. La cuestión es que en toda esta nueva movida tecnológica y social, periodismo y periodistas no están intrínsecamente vinculados. El periodismo, tal y como lo conocíamos está más cerca de las empresas y la economía que de la inquietud de contar historias.

Ahora bien, conversación a conversación con muchos periodistas creo darme cuenta que el periodismo se salvará indefectiblemente por la descentralización que proponen los periodistas que quieren hacer aquello que creían que estudiaban cuando estaban en la facultad.

Hará ahora 4 años que dejé de tener televisión y cada día que pasa visito menos las webs de los medios generales. Sin embargo me mantengo informado de la mejor manera gracias a una serie de periodistas que hacen su trabajo cada día, a cada hora. La pedagogía se sustenta desde la integridad de todos ellos, pasando por el valor que aporta cada uno al periodismo local, a su periodismo local, al de las realidades que tienen cerca y al informar sobre lo que se sabe y dejar la todología para otros. Me dejo a miles pero en mis redes estos son los que principalmente me informan y lo hacen bien.
olgarodriguezfr
lydiamolina
guerraeterna
iescolar
juanlusanchez
davidsegarra
leila_na
mirenm
nuksazi
virginiapalonso
javiviz
anderiza
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fanetin
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javierpascual
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pacotorres
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adrianomoranc
mendezrafael

Fixmedia.org, el siguiente paso.

El periodismo es algo que siempre ha estado y estará en entredicho fuere o no público dicho entredicho. Bien, pues ha llegado Fixmedia que es entre otras muchas cosas el llevar el entredicho a las redes. A lo público. Es acercar el modelo colaborativo que propone la wikipedia al periodismo. Donde cada persona es un editor en potencia. Desde la propia semántica tan manida y malutilizada para según que contextos hasta lo que sería el propio contenido de la noticia. Si tienes algo que decir al respecto, podrás hacerlo, participar en el proceso de filtrado de la noticia.

¿Que porqué esto es necesario? En el paradigma de la web 2.0 se nos ha vendido que la web pasó a ser dinámica, que era de doble sentido, que podías contestar, que te podían replicar y que desde ese momento, teníamos cabida. Bien, esto no es del todo cierto ni del todo falso. Se ha interpelado una y otra vez el carácter activo del ciudadano (me niego a usar la palabra internauta) pero no dejaba de ser un feedback a medio camino entre lo 1.0 y lo 2.0. Podías obtener respuesta o no, podría tener cabida o no.
Lo más importante es que se acerque la noticia al ciudadano y no desde una forma que se base en la erótica de la semántica como ha ocurrido muchas otras veces, donde no son más que palabras. El otro día se comentaba que este debate, el del periodismo, suele acabar siempre en la educación. La educación a la hora de informarse y de informar. De comparar y cotejar. Aunarlo todo en uno es un gran paso precisamente porque, en mi opinión, las noticias no han interesado muchas veces por eso mismo, porque no las sentimos nuestras. Porque están alejadas de nuestras realidades o imaginarios. Si esos imaginarios, aún de forma virtual (algo que no hace que sea menos real per se) acotan las distancias con cada uno de nosotros estaremos fomentando con nuestro propio deje la responsabilidad social nuestra y del resto. Porque ya no es solo tener que editar, es respetar la edición, es fomentar la empatía, es tratar de ver las cosas desde el espectro más obtuso que nos haga llegar a esa verdad a la que debería llegar el periodismo.

Fixmedia propone un modelo de creación y edición de noticia alternativo donde todo el mundo tiene cabida por igual. Ha habido intentonas por hacer llevar el periodismo al ciudadano de una manera más activa pero nunca de esta manera. La educación y la responsabilidad social de cada uno (que es donde acaba todo esto) debería proponer un entramado de comunidad alrededor de esto que mejore las noticias. Con las aportaciones de todas las personas que así lo vean necesario.

En este país, el problema siempre ha sido que se nos ponga en la tesitura de elegir, de que generemos diferencias unos entre otros, desde el fútbol hasta la religión, pasando por la política. Son colores, direcciones y  equipos. Esta herramienta propone un modelo que nos acerque en algo tan tan básico como es la información y el periodismo. Propone que nos sentemos a llegar al buen periodismo entre todos, porque todos probablemente tengamos algo que aportar.

Podéis microfinanciar el proyecto desde Goteo  o si no podéis ahora fomentando su uso el día de su salida. Porque todo cuenta y todo aporta, no nos podremos amparar en el «es que este desierto es demasiado grande y yo solo soy un granito de arena». Eso se acabó, las herramientas están aquí.

El erotismo de lo que nace y muere.

En Abril de 2013 nacerá un nuevo movimiento social. El #4A.

El #4A será representativo de una sociedad cansada y marcada por la desilusión del vacío político. Será horizontal. Creará nuevas metodologías de incursión política «de a pie», que nos representen. Será la voz de los sin voz. De entre esas metodologías aparecerá una completamente nueva y revolucionaria. El ascensor. Espacio político donde los haya, que da cabida a charlas y discursos de cada uno. La gente irá a trabajar pensando solo en salir de ahí para ir al ascensor a debatir. Subirá y bajará cientos de veces diarias. Como los del primero usan las escaleras y el #4A es un movimiento inclusivo, los debates de ascensor se retransmitirán por el micro del susodicho aparato. Cuando se haya llegado a un punto en común se tocará la campanita, indicador claro y sin precedentes de que se ha llegado a un acuerdo. Este será, inequívocamente un sello de identidad del movimiento. Habrá quien, de paso, y mareado por tanto vaivén dejará el movimiento por el camino. Que le da claustrofobia perder tanto tiempo en el ascensor. Que le da igual, que el estaba ahí porque el resto también lo hacía dirá.

Esta nueva metodología impulsará a mucha gente a salir de casa, a coger el ascensor y a preocuparse de lo que pasa. A no hacer oídos sordos.

Pasarán los días y tras tantas idas y venidas de ascensor, de azotea a sótano, del 3º al 8º se corroborará que es imposible seguir con esa metodología, que hay vecinos en el 4º y el 8º que pasan del #4A pero que quieren seguir usando su ascensor. Que a ellos se la suda. El movimiento, inteligente, decidirá no irse, sino mudarse. A las escaleras, al descansillo.

Se buzoneará a cada vecino con panfletos de 140 caracteres con etiquetas que rezarán, a modo organizativo, cosas como #tomaeldescansillo #tomalasescaleras.

Tan solo un par de medios le dan cabida a todo lo que rodea al #4A de una manera objetiva, desde donde se valora realmente el carácter de pensamiento crítico y las ganas de hacer y de asociación de la gente. Social es uno de ellos. Es un periódico que nació con la idea de dar cabida a un periodismo responsable y sin fisuras, riguroso y objetivo pero sobre todo crítico con lo que le rodea. Este periódico se agotó el día que salió.

Pasará el tiempo y los descansillos y las escaleras cada vez estarán más vacíos. Los grupos de trabajo se trasladarán a las casas a las de cada uno. Porque, y esto es algo importante, el #4A enseñará al mundo lo que verdaderamente supone el poder de asociación, del colectivo, de la innovación en tiempos de crisis y de la creatividad que supone sacar algo adelante cuando los recursos son finitos y a su vez escasos.
La mayoría aprenderemos que, el grupo está antes que el individuo, que la Teoría de juegos de John Nash era correcta y que Adam Smith se equivocaba. Se sentará un precedente enorme. El #4A se convertirá en un ente que vigilará a las clases políticas y eliminará la desidia de la población y cada vez se tardará menos en salir al descansillo. Pero el #4A será también algo silencioso. Será una idea, un concepto, una metodología. Nadie sabrá quién forma parte del #4A lejos de la individualidad de cada uno.
Alguien empezará a hacer un documental sobre el #4A el #5A.
Los más responsables atacarán realidades e imaginarios cerca de sus propios mundos. El grueso del #4A no será tan grueso pero seguirá teniendo un poder de convocatoria enorme, al menos cuando las injusticias sean demasiado patentes y toquen, aunque sea de refilón, a los vecinos. EL #4A será entendido y pasará a la historia como el primer movimiento social de la primera semana de Abril de 2012.

Más tarde el periódico Social entrará en una quiebra difícil de superar pero superable. Alguien tendrá una idea definitiva, la salvación del papel. Como hay mucha gente que quiere que el periódico siga anunciarán su cierre a diario. La mayoría, por lo que es considerado el principio de escasez, querrá obtener  ese último ejemplar en papel de Social. Así, Social vivirá durante muchos años gracias al anuncio de su muerte. Los días en que las cosas que no venden van a dejar de venderse, se agotan. #nopreguntenporqué

Pero entonces su muerte se convertirá en lo cotidiano, con lo que la gente dejará de comprarlo. Así, el periódico Social subsistirá y morirá, al mismo tiempo, gracias al anuncio de su muerte.

«Aún conservo su primer último ejemplar» «Yo el quinto último ejemplar» y así…

Ese mismo año, y algunos venideros, nuevos movimientos sociales aparecerán, hasta el consiguiente acabado a base hashtags del calendario romano. Se fomentará el pensamiento crítico de la gente y su poder de alienación gracias a la exclusividad y al erotismo del pertenecer a este tipo de movimientos. Su convocatoria y repercusión será perecedera pero en su nacimiento, está la clave de su poder. No hay nadie que no quiera ser padrino de un #EquisEne.

«Yo estuve allí», «Y allí», «Y allá».

Repelo el mundo en que vivo pero estoy enamorado de las personas. El 15M me acercó a gente imposible e hizo plausible que me enamorara varias veces al día. Puro amor de sintonía, amor a la inquietud de aquellas personas que hacen de la humildad su metodología.

Que el activismo no sea para la galería, que la militancia no se convierta en moda, que nuestra integridad radique en ser útiles y no en ser importantes. Si todo eso pasa, durará.

Sobre Público y el papel del papel.

Hoy cierra Público. Al menos su edición en papel. Se salvan la web y La voz de Asturias. Todos, yo el primero lo lamentamos, desde el minuto uno. Pero poco a poco me paro a pensar y no lo puedo ver más que como el paso lógico de todo este proceso periodístico de adaptación por el que todos acabarán pasando. ¿Porqué?

Pues por economía. Porque en un mundo cortoplacista como éste la información y el consiguiente proceso de informarse viene de otras partes. Viene de la web, viene de Twitter, de FB y desde luego de la responsabilidad de cada uno al saber qué lee y cómo, desde que prisma.

El papel, como tal, ha dejado de tener sentido tal y como  se concibió. Porque ocupaba espacios y acercaba personas a noticias en términos de proximidad temporal. Se pensó que la tele lo mataría y aguantó, por mera desidia. Entonces ¿cuál es la diferencia? Pues que una cosa es informarse y otra cosa la pedagogía o la educación. Y eso lo da la crónica periodística, narrativa, los libros. Para eso está el papel.
Lo que no tiene sentido es leer en «las ediciones de mañana» las noticias de hoy. Exijo más reflexión, incluso de carácter opinativo cuando se deba. Ya depende del consumidor el ser responsable y leer «la otra versión». Y comparar, cotejar y educarse.

Creo sinceramente que, y aún lamentándolo por la consiguiente pérdida de pluralidad en el kiosco, el cierre de Público es algo que se veía venir, por cientos de motivos. Porque los modelos de negocio están obsoletos. Porque la izquierda no ha tenido ni tendrá nunca benefactores o mecenas como en la derecha. El carácter de cada uno lo hace incompatible y con el su sostenibilidad.
Lo que debemos hacer es salvar la web, cuidar a los formatos, darle movimiento, leer, participar, devolver la pelota al periodista, dinamizar los contenidos más que nada porque es el paso lógico de todo esto. Público tiene la oportunidad de ocupar espacios vaciós de crónica, de formatos sin perder la visión a la parte de actualidad. Llamar a la puerta de ambos tipos de público, valga la redundancia.

Seamos serios, éramos cuatro gatos los que nos pasábamos a por el periódico a diario y de estos cuatro no lo hacíamos siempre. Se compraba en ocasiones más puntuales en las que sabías que iba a ofrecer algo que no ofreciese el otro formato de alta velocidad. No nos mareemos con su pérdida y apoyemos a su reconversión si es que es posible y aún la tiene.

Porque y dicho sea de paso, hemos pasado a tener cada uno nuestro periódico en particular. Seguimos a personas, que nos informan y /o educan en según qué casos. Público es sólo un nombre, que da cabida y debe sostener a los que de verdad son los valedores de todo el tinglado periodístico. Los periodistas.
Ayudemos a los contenedores de periodistas para ayudar a estos a hacer su trabajo. Mientras tanto que nos informen ellos, no los medios.

De lo explícito y su cabida en los medios.

De Olivier Laban-Mattei (Haití)

Hay días en que pienso una cosa y al siguiente otra, así que simplemente lanzo la pregunta. ¿Deberían tener cabida en los medios ejemplos como los siguientes? ¿Dónde está la línea que separa el sensacionalismo, amarillismo y/o morbo de la información y las responsabilidades individuales de saberse informado? En el hipotético caso de poder elegir ver o no unos ejemplos tales ¿elegirías verlo? ¿completa la información o es simplemente puro regodeo? ¿crees que tiene alguna función empática y de concienciación para algunos el llegar a ver imágenes como las siguientes?

Lo planteo así porque no veo otra forma de hacerlo. El dilema da de sí.

Y el vídeo por el que viene todo. Es duro y cruento. 

Deberes de autor.

Llevo varios días en una disertación mental sobre los derechos de autor y el mundo en que vivimos. De la Ley Sinde-Wert, la Ley S.O.P.A y demás parafernalias que se empeñan en extender la vida de un modelo de negocio obsoleto, que también, valga la redudancia, tiene una obsolescencia programada y esta vez, más que nunca sin sentido alguno.

Me voy a apoyar en un pequeño fragmento que ayuda a definir bastante bien la relación autor-consumidor.

«Cuando se inicia una disertación sobre el tema del espectador en el mundo del arte es preciso hacer una advertencia capital. Este espectador existe porque ese mundo está malformado. Pretendo decir con esto que no debería existir un contemplador no autor, rigurosamente considerados ambos. Es la contrahecha estructura cultural la que permite el sinsentido de un hombre que se limita a mirar lo que otros hacen. Si admitimos esto como definición de espectador no es posible eludir la evidencia de que una tal pasividad no es humana, de que semejante indolencia creativa es algo contraria a la esencia misma de la naturaleza del hombre.

Conscientes de este desequilibrio, las buenas almas protectoras de este tinglado cultural han acuñado el eslogan de que una obra no se culmina hasta que alguien ajeno a ella la contempla. Algo que se resume en la condescendencia: hay tantas obras como contempladores.

-El espectador suspenso [Fragmento del texto de la conferencia impartida en el ciclo de la Distància: art espectador en Alicante en 1997]»

Tal y como se indica aquí y muy acertadamente existen tantas obras como observadores de esta y, por ende, no existe el creador per se, se necesita de observación para ello. Pero observación pasiva (el consumidor) y activa (el autor) pues este, se ha tenido que ver inspirado, desde el primer momento en que se tiene uso de razón, de ciertas otras obras que por el entramado cultural circulen. Se necesitan estímulos, inspiración, conocimiento cultural y contractual de situaciones y tejidos sociales que amparen e impulsen al autor en el proceso de creación de esa obra. Obra que, inconscientemente estará impregnada de un montón de particularidades reducibles por el mismo con las que, y si es honesto, será capaz de identificar (en según que tipo de obras claro está) las influencias e inspiraciones que ha tomado de otros.

El deber del autor es pues ya no tanto el de seguir produciendo obras (nótese que cambio crear por producir) para seguir en esa brecha cultural, no, es admitir y ser consciente de que un autor es a un consumidor lo que un internauta al ciudadano. Y que todo eso se tiene que devolver de alguna manera, que modelos de negocio existen que lo que se necesita principalmente es voluntad y cohesión. Cierto es que en esta cultura de la producción y el agasaje es muy difícil que convivan dos formas de ver las cosas tan radicalmente opuestas y que está en mano de los autores, de todos y a la vez, el poner en práctica la teoría de juegos de Nash y darse cuenta que, hoy más que nunca, en un mundo cortoplacista en el que viven cosas como Twitter o Facebook ha dejado de tener sentido la extensión de un modelo de negocio obsoleto y sin sentido.

Que está antes el grupo que el individuo y que ese grupo, la sociedad, también tiene unos derechos como un todo.

Iniciativas que muestran de buena manera como se puede (y en mi opinión se debe) funcionar son Bookcamping, Orsai, 15Mcc y demás donde se eliminan los mediadores, grandes destructores del autor como tal y se fomenta la cultural del procomún, de la legitimidad de la creación desde la observación de la obra y de la eliminación de la ambigüedad que exige unos derechos ya obsoletos en forma (que no en objetivo) desde hace mucho. Hay que proteger al autor, por supuesto pues todos queremos consumir cultura, pero nunca y por encima de nada se puede proteger a un autor en pos de la propiedad privada pues este, antes de autor, palabro erótico y ególatra donde los haya, fue un ciudadano que se dedicaba a mirar. Somos testigos de tiendas de aplicaciones en nuestros smartphones de aplicaciones gratis que subsisten, de grupos de música como Canteca de Macao que sacan adelante sus discos a base de crowdfunding (lo cual implica gente que fomenta la creación a priori, no a posteriori) en webs como Lanzanos o Goteo y luego se dedican a dar conciertos (a los que seguiré yendo y pagando). Los modelos de negocio están ahí, solo hay que adoptarlos.

Porque, y dejemos una cosa bien clara, cuando lo que se vende es bueno la gente lo paga. Y a Orsai y Canteca de Macao me remito. Es el creador malo el que tiene miedo de todo esto, el que necesita de esa industria anacrónica detrás que le garantice «ese 10% de lo suyo».

Siempre me llamó la atención que, ciertas veces, cuando he decidido ir a comprar una película original, el mismo día que sale a la venta, solo encuentre la versión coleccionista entre las elegibles. De coleccionista normal a super-coleccionista. Que se fomente que el consumidor se sienta especial por ser consumidor y no al autor de ser autor porque este último, sin saberlo, ha llegado a convertirse en una máquina más de un proceso industrial de producción y el arte, como la cultura, nacieron para ser disfrutados, no consumidos.

Es algo que está en la naturaleza humana, la observación, y está tan ligada a la percepción como el emisor lo está al receptor en una conversación. Y sin uno no existe el otro.

De la politización espontánea, de los corrillos y las redes sociales 1.0

Mucho se ha hablado y se seguirá hablando del movimiento 15M, de Democracia Real Ya (DRY) y de acampadas varias a lo largo y ancho de nuestro globo. Yo, que he tenido la suerte de poder estar en una de ellas (concretamente en Londres), viendo como crecía desde el principio y con esa explosión, más si cabe, de optimismo desenfrenado, de ver que se puede. Bien, he sacado algunas conclusiones acerca de lo que allí ocurre, de la socialización del ser humano y de la politización espontánea de la ciudadanía.

No estamos de acuerdo. Ese vendría a ser a grandes rasgos el denominador común y el punto de encuentro de tantas y tantas personas.

Hemos tenido que ver censura, clausura de libertades a través de las flores, cuidadosamente, de manera indirecta, con tacto, sutil. Hemos tenido que ver como se defenestraba una democracia, relativizando hasta el extremo gracias y desde la suavidad del ocio, del entretenimiento. Donde se ha preferido darnos educación que educarnos con un modelo de obsolescencia obsoleto, valga la redundancia, y apretando de una manera tal a tanta gente a la vez que suceden este tipo de cosas. Es el comienzo desde la teoría del caos. Y el caos lo que tiene es que, a veces, es justo. Del caos y del efecto mariposa, causa efecto.

Hay un gran abanico de pequeñas historias, de pequeños imaginarios y realidades que es necesario contar, que es por donde se debe empezar. Lo más difícil que es movilizar a la gente está hecho y ahora que está encendida la mecha no podemos dejar que se apague. Y lo explico. Para mí lo mejor es ese flujo de información, ese de corrillo a corrillo, en cada círculo dejando que libremente se compartan inquietudes, experiencias y sentido común porque es ahí donde está el verdadero aprendizaje. Pero también desde el amor, desde la parte más humanista de todo esto. El afán por ser personas y por hacer del sentir y de la felicidad el relevo del dinero en la escala de importancia que rige este mundo. Hay que empezar educándonos mutuamente, compartiendo, para luego llegar a la politización de la ciudadanía que es una asignatura que siempre hemos tenido pendiente. Tenemos que aprender esa parte política y una vez con las herramientas y la motivación, ir a por ello.

Todo este tema de las acampadas no es otra cosa sino las redes sociales 1.0. El facebook llevado a la calle de una vez con toda la potencia para tejer una red vastísima. De ponerle contexto a las mensajes. Caras, sonidos, expresiones, tono de voz y hacerlo de una manera completamente sana, respetando el entorno, limpiando las plazas, siendo consciente del que está al lado. En definitiva, con empatía.

Sin embargo, hay que saber conservar la estructura del movimiento y, tal y como se está haciendo, creo (no lo se debido a la magnitud) ceder en ambos sentidos. Saber que, por encima de todo, por encima de todas esas diferencias que podamos tener, loables y con cabida por la diversidad que implican las culturas, todos somos seres humanos y, ahora más que nunca, nos conviene ponernos de acuerdo. Porque hay un objetivo común mucho más fuerte que el color de la piel, que el idioma, que las fronteras, que la religión, que las banderas, que los equipos de fútbol y en general por encima de todas esas cosas que o no las elegimos o se nos pone en la tesitura de elegir. Es, en resumen, la desmitificación de las etiquetas, los grupos y el girar todos en una misma dirección, por raro que parezca.

Al menos, esa es, la realidad que quiero imaginar está por venir.

Estoy completamente convencido de que puede salir bien porque nos sobra energía y no estamos solos, ni nosotros ni nadie y por otro lado sienta un precedente maravilloso como es el no esperar hasta que nos la metan hasta el fondo para tener que salir a la calle a decir lo que se piensa. Y que todo esto se haga como una actitud, con optimismo, sinceridad, humildad, justicia y sobre todo constancia, desde un espectro completamente pacífico. Demostrando los valores por el camino sin dejar que se convierta en una moda pasajera.

Siete dudas y media de casi nada.

¿Si se hace negocio con ello es arte?

¿Si tiene publicidad es política?

¿La economía es eso que habla acerca del dinero?

Haces X. Dices que has hecho X. Usas el haber hecho X como respaldo de tus convicciones y/o argumentos. ¿Eso rula?

¿Los consejos tienen derechos de autor? ¿Educadores, psicólogos y demás deberían cobrar en royalties?

¿Considerarme humilde es humilde?

¿La incertidumbre del ‘Y si…’ me acerca al final? ¿Si hay final tiene cabida la incertidumbre?

Obsoletismo y modelos de negocio periodísticos.

Con el cierre de CNN+ se marca una especie de hito o de marca en la línea de tiempo de los modelos de negocio periodísticos. En realidad es algo que siempre ha estado ahí pero que, cuando pasan este tipo de cosas, son cuestiones que vuelven a saltar a la palestra.

Mucha gente ayer en Twitter (@BlogdeBori, @mmerino, @yoriento entre otros) incluído yo anduvimos hablando acerca de este tipo de cuestiones. De la ardua y complicada línea que trata de unir la responsabilidad social con la rentabilidad económica. Y salieron ideas más que provechosas.
Partimos de la base de que la responsabilidad social en las empresas es algo que debería arraigarse para que los formatos evolucionen como deben. Esto es, no es suficiente con adecuarse a las nuevas tecnologías, cambiar el papel por lo digital, poner publicidad y a tirar. El periodismo es uno de esos gremios que ha estado, está y estará siempre en tela de juicio, precisamente, por la responsabilidad social y el papel que desempeña para la ciudadanía.
A mi modo de ver hay una incongruencia ya no semántica, que también, sino de concepto. Creemos que la rentabilidad económica de un medio de comunicación es una de esas cosas necesarias, entre otras, para el sobrevivir del mismo. Y así es, pero, en el momento en el que se hace negocio con la información esta pierde su capacidad transgresora, verdadera y empática con sus consumidores. Los modelos de negocio periodísticos se basan en la busqueda de la rentabilidad económica del contenido a posteriori. Así, se mide y se edita la información, se le da cabida o se merma su significado en función de la capacidad de generar volumen de tráfico que conlleve a esa rentabilidad económica de la que hablamos.
Existe una guerra en el consumo de ésta que forma un axioma que está en lo mejor y en lo peor de la información. La dupla rentabilidad – entretenimiento VS relevancia – responsabilidad. No creo que el término por el que se debe regir un medio sea el de la rentabilidad económica sino el de la sostenibilidad económica, que no es lo mismo. Ahora, no quiero ser hipócrita, los periodistas merecen la remuneración de su trabajo. ¿Cómo?
Creo que, en principio, falta asociativismo por parte de periodistas muy a modo de lo que hace la gente de 1001medios. Hay demasiados blogs para tan pocos medios. Falta responsabilidad social por parte del ciudadano, es decir, no podemos tirar piedras siempre contra los periodistas, quejarnos del estado de su gremio y luego no ser consecuentes a la hora de consumir información. El capitalismo y las leyes de la oferta y la demanda, como en todo, hacen que se produzcan, en este caso, contenidos adecuados a la demanda. Eso por un lado y siempre sin olvidar la cobertura que se da de la información realmente importante.
Así, también se necesita la descentralización de la cobertura económica de las empresas con los medios. Puede que, con el tiempo, si se alcanzan modelos de negocio cuyos intereses económicos (dificilmente desligables) estén repartidos entre varias empresas (grandes valedoras mal que me pese de esa sosteniblidad de la que hablo) la información sea más objetiva y no esté sujeta a los deseos de un grupo reducido de personas y los periodistas, que al fin y al cabo son los grandes damnificados de todo esto, puedan seguir ejerciendo su profesión tal y como, utopicamente hablando, les contaron en la facultad.

Nos amparamos en un Internet libre que nos saque de toda esta distópica situación pero olvidamos que, como bien me comentó @Scrich, ya vimos caer a gente como la de Soitu. Quizás, quiero creer, que uno de esos modelos rentables de una forma sana recae en el Creative Commons y en su defensa del compartir contenido libre de derechos y buscar la rentabilidad en otra parte, no lo sé.

En cualquier caso y para no seguir divagando y dando vueltas a lo mismo diré que, en mi opinión, se debe comenzar por cambiar la idea de rentabilidad económica a posteriori por sostenibilidad ecnómico-humana a priori del contenido. Se deben descentralizar los métodos de financiación de los medios para asegurar la estabilidad de la información y de, como es lógico, los periodistas y así evitaremos que pasen cosas como las de ayer con CNN+. Como reza el título del post, estamos cayendo en el error del obsoletismo, en la lógica de desperdicio del talento de tantos y tantos periodistas y mientras, los mecenas en estos tiempos de crisis, los que abalan al resto, terminan siendo los de siempre, nosotros.

Ha cerrado CNN+. Así, como si nada…

Pedimos responsabilidad social. Nos quejamos del estado del periodismo. Nos quejamos de los periodistas en sí, de los medios de comunicación. Pataleamos en general vaya.
Ahora, cierra CNN+ y como si nada. Parece que todo sigue el rumbo que debe seguir. Digo yo que habría que plantearse si, quizás, y sólo quizás, hemos llegado a un punto en el que podamos decir alto y claro que sí, que los modelos de negocio periodísticos están obsoletos con todo lo que eso conlleva. Señores, no estamos hablando de gente que hace cajas (con todo mi respeto vaya), estamos hablando de periodismo, de información, de la base para que la educación social de la ciudadanía se nutra como debe.
No podemos exigir responsabilidad social al periodismo si el modelo de negocio que rige todas y cada una de sus competencias está controlado e intrínsecamente ligado a los intereses de una o varias empresas. Es indeterminación. No tiene sentido.

La culpa no la tienen los periodistas. Si a cada uno que sale de la facultad le preguntases que tipo de periodismo desea hacer dudo muy mucho que las respuestas se acerquen lo más mínimo al periodismo que en gran medida se consume en este país.

El simple hecho de que el trabajo de profesionales, sean cuales fueren sus obligaciones (en este caso periodísticas) estén asociados a la rentabilidad económica a posteriori del contenido dista mucho de lo que, en modelo y forma, debería ser una profesión como esta.

Pero claro, desde nuestra percepción sobre el supuesto pensamiento crítico que tenemos acerca de esta y otras tantas cosas nos creemos en posesión de algunas medias verdades y con eso nos parece bastar. Y repito, luego pasa lo que pasa. Mientras, «los que mandan» y nos moldean actúan como en la antigua Roma. Pan y circo. Esto es, por ejemplo, Gran Hermano (sí, es demagogia, lo sé). Creemos haber evolucionado algo respecto de estos pero no. Es más, ellos, al menos, tenían el pan. A nosotros parece que solo nos queda el circo.

«Está pasando. Lo estás viendo. Estamos cerrando»

En fin…

Wikileaks nos ha echado un cable, el #Sindegate.

Hay una serie de realidades que nos envuelven estos días que están relacionadas de una manera u otra.  Por un lado tenemos a Wikileaks y su principal abanderado Julian Assange. Perseguido por gobiernos y periodistas en medio de esa campaña de descrédito a la que creo personalmente está siendo sometido por ser la cabeza visible de toda la organización responsable de la filtración de los más de 250000 documentos que todos conocemos como el #cablegate.
Localmente hablando tenemos que ha llegado el momento de votar la #leysinde. Esa ley anticonstitucional que, entre otras cosas, pretendía crear una órgano administrativo que se saltase a la torera todo el sistema judicial español para poder cerra webs a su antojo en pos de sociedades como la SGAE. Y esto, no se confunda, no era una ley antidescargas, no atacaba solo a las páginas de enlaces. Esto atacaba a todas y cada una de las webs que forman Internet, a la ciudadanía, a la libertad de expresión y algún que otro derecho constitucional.

Ayer fue un día largo en el congreso. Y si no que se lo digan a gente como Mirentxu Mariño que retransmitío vía Twitter todo el proceso en una jornada maratoniana. Tras el colapso de webs como las del PSOE o CIU tras el ataque DDoS de grupos hacktivistas varios llegaba el momento en que se debía votar a esta ley de economía sostenible renombrada, muy acertadamente, como Ley Sinde. Así, tras las intervenciones por parte de todos y cada uno de los grupos políticos presentes en el congreso, creímos, llegaba el momento de la votación. Cual fue la sorpresa al ver que ésta se retrasaba una  y otra vez hasta, finalmente, alrededor de las diez de la noche en el pleno de la sesión se llegaba a la solución que todos esperábamos. La Ley Sinde como parte de la LES (Ley de Economía Sostenible) era denegada. Ella y la LES entera por ser, como afirmaban ciertos políticos, «confusa en muchos sentidos».

¿Y bien? ¿Cuál es la interpretación de todo esto?

En mi opinión, e intentando hacer converger un poco todo, creo que la denegación de la ley ha sido posible gracias a dos puntos bien diferenciados. Primero porque los grupos políticos en los que el PSOE buscó el apoyo para que ésta saliese adelante tenían pretensiones que los primeros no estaban dispuestos a cumplir. Muy a modo del antiguo trueque los que tenían patatas querían tomates pero no se llegó a acuerdo alguno. Así, y como muchos deseábamos el apoyo no llegó y con él la Ley Sinde se quedó por el camino.

Y segundo. La presión popular. Internet ardió como nunca, (aunque no saliese de ahí) y un gran número de personas nos inmiscuimos en este proceso de presión de alguna manera. Un breve tweet, ataques DDoS, una publicación en el muro de Facebook o el simple hecho de comentarlo, del boca a boca. Que se supiese que no estábamos de acuerdo. Y yo me pregunto ¿ahora qué? ¿Ha marcado esto, como dicen algunos, un antes y un después en el significado de democracia? ¿Es esta la llamada democracia 2.0? ¿Participativa? ¿Dónde la ciudadanía sí tiene algo que decir? ¿Dónde no somos esclavos de nuestro voto durante cuatro años?

Pues oye, servidor no tiene ni idea, pero sí que pienso que si por algún sitio se ha de empezar es por aquí. Por el de utilizar este abanico de nuevas herramientas que nos brinda el avance de la tecnología y más en concreto Internet para hacernos, no oír, no, escuchar. Ya no es mero volumen, es voz. Al menos en algún sentido que ahora mismo desconozco pero que, por lo que se ve, tiene sus efectos. Es imposible mirar para otro lado cuando tienes a un colectivo diciéndote una y otra vez «no estoy de acuerdo, vuelve a preguntarme».

¿Esta democracia participativa está cerca? Tampoco lo sé. Lo que sí sé es que gracias a todo esto se ha denegado una ley generada y casi impuesta por lobbys y gobiernos externos en pos de sus propios intereses y no el de los nuestros. Leí ayer que la democracia es «eso en que el pueblo elige a los que obedecen a los que mandan». Y parece que cambia. Y aquí es donde entra Wikileaks ya que ha sido gracias a los cables publicados por El País por los cuáles hemos sabido, a ciencia cierta y lejos ya de cualquier sospecha infundada, que sí, que esto es así, que las presiones llegan y que como me decía cierto amigo mío ayer mismo, esto pasa como en cualquier patio de vecinos, y presidentes de ambas comunidades se cambian cosas. Y ahí, parafraseándonos todos un poco surgió el #sindegate y yo, como vecino del 2º he logrado estar al corriente y no estoy por la labor así que gracias Wikileaks por echarnos un cable en este sentido.

En cualquier caso no cantemos victoria tan rápido, la ley ahora pasa al senado en otro proceso que se antoja cinematográfico como muy bien explica en Periodismo Humano David Martos.

Contenido VS Continente: Round 1 – WikiLeaks

WikiLeaks

Imaginemos una historia, a ver si lo logramos en pantomima. Digamos que, un día, un hombre decide, cansado de mil y una cosas, hacer algo por cambiarlas. Digamos que, este mismo hombre se da cuenta del poder de alguna de las nuevas tecnologías que hoy nos ocupan. Así, supongamos también que decide crear una web en la que publicar secretos secretísimos, verdades escondidas, de estas cabronas, de las que joden. De esas que cuando te tocaba en aquél famoso juego de niños elegías atrevimiento.

Sigamos.

Intentemos imaginar también que este hombre va a intentar preservar la privacidad de todos aquellos que traen para compartir esas verdades incómodas, esos fondos de cajón. Así y tras un vasto proceso de recopilación Alejandrino se encuentre con que, como el que no quiere la cosa, tiene, yo que sé, pongamos un número al azar… 250000 documentos. Y llegamos a la parte que más mola de la historia, esa parte en la que este hombre decide, no sin cierto titubeo, «donar» estos documentos a cinco grandes medios de comunicación de todo el mundo. ¿Os suena?

La historia podría parar aquí, que se publicasen ciertos trapos sucios de un montón de personas habidas y por haber o, por el contrario, seguir haciendo un vasto ejercicio de desglose y recopilación de ideas de todos estos documentos. Es esta segunda versión de la historia la que más mola pero es la que cuenta con un doble rasero que da mucho miedo, de desconceptualización, descontextualización y condescendencia comprada. Complacencia interrumpida y un sin fín de cosas más.

Y me remito al título de esta entrada que es donde radica toda esta mierda. Contenido VS Continente. No debemos olvidar que todos esos documentos filtrados por Wikileaks han ido a parar a cinco grandes medios de comunicación de todo el mundo y aunque muchos de ellos están al alcance de todo el mundo, gran parte de la versión final que se crea la gente de esta historia radicará en la interpretación de las filtraciones por parte de los periodistas de The Guardian, Le monde o El país.

Así, la noticia de la filtración y la filtración en sí puede pasar a un segundo plano si el protagonismo comienza a recaer en el continente de éstas. Esto es, los medios. Y son capaces de acaparar esa atención, no creáis que no. Con una historia así entre manos el sensacionalismo y el amarillismo es como una golosina para un niño pequeño, como un oasis para un sediento. Los intereses políticos, económicos y demás siguen ahí (que no se olvide) y pueden jugar un papel ejecutor en las interpretaciones muy grande.

Ahora, es responsabilidad del ciudadano el contrastar, el dudar y el tener un pensamiento crítico acerca de lo que se diga. Ya sea desde el espectro del «esto ya lo sabía, sólo que no se había hecho público» o desde el de «no me creo nada, esto es una campaña de descrédito hacia multitud de políticos». Habrá opiniones de todo tipo, sí, pero recaen en uno mismo, en cada uno de nosotros el poner en tela de juicio todo lo que se lea.

Todo esto puede ser un giro de 360º en las relaciones diplomáticas internacionales, en la forma de hacer periodismo, en el valor del reportero local y su función de testigo (en este caso nuestro reportero local sería Wikileaks).
En mi caso veo todo esto comop algo muy positivo pero no nos aventuremos en el optimismo tan rápido, andemos con pies de plomo y vayamos con mesura alrededor de todas estas informaciones. El avance puede ser muy grande y la hostia si esto falla monumental.

Cuidado.

7 posibles memes que me veo venir «de aquí a nada».

– Arturo Pérez Reverte acusa a la poesía de Antonio gala de facilona y este, harto de comparaciones, se pone un escote «que no veas». #antoniogalafacts

– Un recién matriculado en periodismo, becario y que no llega a mileurista se queja del estado del periodismo. Como solución alternativa, se tira un órdago a pares. La cafetería en Noviembre se suele petar. #algunosperiodistasfacts

– Un chaval lanza un petardo a la Moncloa causando daños irreparables, se arma la marimorena y el Gobierno decide no condenar los actos ya que «no se trata de una carrera para ver quién condena más rápido». #gobiernofacts

– La RAE lanza una nueva norma ortográfica aunando castellano y argentino. Ahora ortografía significa escribir como el culo. La «jota» se pasa a llamar «flema». #raefacts

– El paro aumenta al 100% y la policía se queja de que la gente se manifieste sin permiso. Que por ahí no se puede pasar. Algunos ciudadanos se quejan, «no sé dónde coño meterme». #parofacts

– Mourinho cita a Florentino para la copa. El luso se defiende, «aquí jugamos todos». Guardiola dice que «contestará cuando le parezca». #moufacts

– Belén Esteban es nombrada hija predilecta del pueblo llano y pide que le traigan otra copa, que ella se está fumando un piti. #laestebanfacts